Las croquetas son un tipo de fritura que consta de dos partes. La primera es su relleno, cuya composición variará en función del sabor deseado. A esta masa se le añade una pasta que puede ser carne picada, pescado, marisco, embutido, setas, o verduras muy variadas en forma y color. La segunda parte se compone de una mezcla de huevos batidos y pan rallado: la mezcla resultante debe tener una consistencia homogénea.
A simple vista parece fácil su elaboración, pero no deja de ser laboriosa y tiene su arte. Aunque merece la pena, porque las croquetas son un bocado irresistible, y en todos los aperitivos que se precien tienen un puesto de honor.
Las croquetas más gourmet
Cuando hay algo que celebrar alrededor de la mesa, como las fiestas navideñas o cualquier otra ocasión especial, las croquetas son un básico delicioso con el que debes contar. Pero no te conformes con cualquier croqueta: elige las croquetas gourmet que encontrarás en Mundisa.
Elaboradas con leche de caserío y los mejores ingredientes naturales, la variedad y extraordinaria cremosidad de nuestras croquetas, te sorprenderá. Croquetas de boletus y trufas, croquetón de cabrales, croquetas de cocido de carne, de jamón ibérico, de bacalao, de chistorra, de espinacas y queso, de chipirón en su tinta….
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A estas alturas, quizás te hemos abierto el apetito o te hemos dado alguna idea para los menús de estas fiestas: si es así, y nos alegramos. Pero antes nos gustaría dar un breve repaso al origen de la deliciosa Sra. Croqueta, tan apreciada por comensales de todas las edades.
El origen de la croqueta
Aunque algunos rumores apuntan a que los romanos fueron los primeros en consumir algo que tenía cierto parecido con las croquetas, fue en la Francia de 1691 cuando se publicó por vez primera la receta de este crujiente aperitivo. Se llamaba croquets, en masculino, y al principio no llevaban bechamel.
Por aquel entonces las croquetas eran unas pequeñas bolitas a base de carne, huevo, trufa y hierbas empanadas y fritas, y fue François Massialot quien les dio el nombre y las incluyó en su recetario “Le cuisinier royal et bourgeois”. Lo que no se sabe con exactitud es si él fue su creador.
Pero si hay algo inseparable de una buena croqueta, es una cremosa bechamel. Hay que agradecer su invento al chef François Pierre de la Varenne, aristócrata y jefe de las cocinas reales de Luis XIV, considerado también el fundador de la cocina clásica francesa.
Este chef incluyó en su libro Le Cuisinier François la primera receta escrita de esta salsa, y para darle nombre pensó en homenajear a Louis de Béchameil, marqués de Nointel. Además de mayordomo en la corte, Béchameil era un destacado financiero y una persona que se caracterizaba por tener un gusto exquisito.
Más de un siglo después. Tuvo que transcurrir más de un siglo hasta que un reputado cocinero de la realiza llamado Marie-Antoine Carême, preparó por vez primera para un banquete “croquettes à la royale”. El famoso cocinero pretendía sorprender con estos bocados exquisitos de bechamel al Príncipe Consorte de Inglaterra y al Gran Archiduque Nicolai de Rusia.
Lo consiguió rebozando las bolitas en una gruesa capa de harina y pan rallado, friéndolas después. El éxito fue rotundo y después de ese momento, las croquetas, en una versión parecida a la de la actualidad, no faltaban en las mesas de las clases altas de la sociedad.
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